Hoy leo con gran pesar que este gran proyecto humanano ha sido cancelado y tal vez, de manera definitiva. El club baraja ahora la posibilidad de destinar los 300 metros cuadrados santos a otros menesteres más lucrativos, a todas luces cegado por un movil estrictamente material y económico. Makua vuelve a hacer de las suyas: primero vino el blindaje del chato Nuñez, luego la "excelente" venta de Aduriz (Y fíjense que lo he escrito con comillas), más tarde la condiciónde semi-esclavitud en pleno siglo XXI de Etxeberria y ahora la exhumación de los socios rojiblancos. Y toda esta serie de disparates en medio de una situación deportiva que limita por el norte con lo dramático y por el sur con lo patético, sí, sí, lo patético.
Me pregunto a qué lúgubre propósito destinaran ahora los 300 metros de tierra santa: Quiera Dios que no hagan una sala de tragaperras, un casino, un bingo, un ring para pelea de gallos. Cualquier idea me horroriza con tan sólo pensarla, el Athletic es un club social que ante todo se debe a sus mortales socios, que si nadie lo remedia, acabarán sus días desperdigados en los taciturnos cementerios de esta noble villa.
Makua (Fijénse que omito lo de señor) quien juega con fuego acaba quemándose: cuando una noche en la soledad de tu cama de dos-diez no consigas conciliar el sueño porque un frío y denso sudor ha empadado tu pijama de seda, y el click-clack de las manecillas del despertador repican en tu conciencia como el hacha de un verdugo, que Dios se apiade de ti. Escucharas avanzar por tu pasillo el lastimero crujir de las cadenas que arrastran las ánimas de todos aquellos socios hombres, mujeres y niños, a los que robaste el descanso eterno. Y tu, acurrucado en tu lecho de muerte, querrás pedir perdón.
