Mendilibar ha preferido morir matando y se ha aferrado al contrato blindado que le aseguraba un suculento parné en caso de despido. Igual que las ratas, ha preferido abandonar la gabarra que el mismo ha situado a la deriva, por ello merece un severo castigo que sirva de escarmiento a futuros vendedores de crecepelo y demás. Yo propongo un linchamiento público en licenciado Pozas el próximo Sábado a las 21:00 una hora antes del crucial partido contra el Celta. La muerte del técnico a manos de la afición más que un crimen supone un acto lleno de significado ulterior: es el resurgir del ave fénix de sus cenizas, el vía cruxis de Jesucristo y la consagración de la primavera. Sólo de esta manera podremos librarnos del oscuro estigma que nos asola y volver con garantías a la liga.
Todo nuestro apoyo a Jabier Klemente, próximo técnico del Athletic.
